Te cuento la anécdota. Caminaba por esa encantadora callecita cerca de la via Appia Antica, sin vereda, tratando de que los autos no me llevaran por delante, cuando sentí un extraño ruido a mis espaldas, pero verdaderamente extraño, nunca antes escuchado por mí. Difícil de explicar ¿tal vez telas que se rozaban en gran cantidad?
Me di vuelta ¿qué podía ser ese inusual ruido? Vi cientos de ovejitas y en un instante me encontré rodeada por ellas. Se rozaban unas con otras ocasionando el «extraño» rumor. ¡En Roma! Se dirigían al mismo parque que yo, ja, ja, pero ellas iban mucho más rápido, me dejaron atrás… Las corrí desconsolada, sobre todo porque del apuro creí que estaba filmando pero me había equivocado. Qué rabia. Quería alcanzarlas para volverlas a filmar pero fue imposible, sólo las registré alejándose. Aquí ves a las encantadoras ovejitas.